domingo, 12 de julio de 2009

Sobre el Golpe de Estado en Honduras (opina Carlos Delgadillo)

En la Gactea de alumnos del Departamento de Filosofía de la U de G, el compañero Carlos Delgadillo escribió el siguiente artículo el 28 de junio.

Hoy domingo 28 de junio de 2009 debían celebrarse votaciones en Honduras. Se trataba de una consulta popular convocada por el presidente Manuel Zelaya, el objetivo era sondear la opinión pública para la posible instalación en noviembre de una Asamblea Constituyente.
Siguiendo el camino de Venezuela, que en el año de 1999 vía referéndum popular aprobó su nueva constitución; de Bolivia, que apenas en el mes de febrero de este año, con más del 61% de apoyo ciudadano, aprobó también su nueva Carta Magna; y de Ecuador, que en Abril de 2007 con más del 80% de apoyo en referéndum instaló su propia Asamblea Constituyente, Honduras iniciaba su propia revolución nacional hacia la democracia y se unía la bloque progresista latinoamericano.
Pero donde hay fuerzas revolucionarias las hay también reaccionarias. Donde los pueblos oprimidos deciden organizarse y luchar, las élites explotadoras, la burguesía, la clase política corrupta, la jerarquía religiosa, la metrópoli imperialista se unen también en contra de las mayorías. En Venezuela se triunfó por la vía de las urnas, Evo Morales es presidente de Bolivia por voluntad popular, la democracia ecuatoriana llevó a Correa al poder, el presidente Zelaya ocupa el cargo de presidente de la república porque así lo decidió la mayoría de los hondureños.
En 2002 un golpe de Estado dirigido por la CIA, liderado por generales traidores, promovido por las televisoras privadas, bendecido por la jerarquía católica, ansiado por la burguesía venezolana, exigido por las corporaciones privadas trasnacionales, logró apartar del poder al presidente Hugo Chávez Frías. Sólo la acción del pueblo en contra de todos esos poderes logró devolver al palacio de Miraflores al legítimo presidente de la nación.
Evo Morales, presidente indio, llegó al poder el 22 de enero de 2006, habiendo sido electo inapelablemente en diciembre de 2005. Un día antes, en las ruinas de Tiahuanaco, fue nombrado líder supremo, como Túpac Amaru. Sin embargo, la oligarquía boliviana, el gobierno de E.U.A., las petroleras españolas y anglosajonas y los gobernadores de la llamada “media luna”, por medio del asesinato, del boicot, del amedrentamiento, han intentado desestabilizar el gobierno de Evo. No lo han logrado. Bolivia ya aceptó su nueva Constitución.
Y hoy, el día en que el pueblo hondureño decidía en las urnas pacíficamente su futuro, militares traidores que la víspera se habían negado, azuzados, otra vez, por la burguesía local acompasada con los grupos trasnacionales, a repartir las urnas y el material electoral, secuestraron al presidente Zelaya. Horas antes había destituido al general Romeo Vásquez, jefe del Estado mayor conjunto, y dado órdenes al ejército de repartir el material para la votación.
Hoy fue arrestado el presidente Zelaya, fue sacado a la fuerza de su residencia en Tegucigalpa por encapuchados que lo han conducido a una base aérea, según las primeras noticias. Sin embargo, se desconoce el paradero exacto del presidente. Es un golpe de Estado. El pueblo hondureño podrá, si es fuerte, luchar por la democracia. Los pueblos latinoamericanos podrán, si son internacionalistas, apoyar la lucha del pueblo hondureño. En la batalla contra las burguesías locales, que no son sino una sola clase, contra las corporaciones trasnacionales y contra los militares y líderes religiosos reaccionarios, todos somos un solo ejército, un solo brazo, una sola voz: ¡A Honduras, a defender la democracia latinoamericana!

1 comentario:

  1. Lo que sucede es algo curioso. Es un golpe de estado muy diferente a otros, no por eso deja de ser uno. Pero son dos poderes los que 'golpean' a uno. La cuestió además es que Zelaya cometió varios atropellos, que en todo caso deben de ser resuletes a partir de las posibilidades legales que contemplan las instituciones del estado. En efecto es éste un golpe y de poreocuparse, escelente artículo Carlos.

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